miércoles, 30 de enero de 2008

LA VERDADERA CARA DEL CAPITALISMO MODERNO II







El capitalismo del desastre (2) por Guillermo Giacosa (*)
Comentábamos en la columna de ayer el brillante libro de Naomi Klein, La Doctrina del Shock. El auge del capitalismo del desastre. Allí nos referimos al inicio de la obra, donde Klein detalla las primeras experiencias destinadas a borrar la personalidad de los individuos y de cómo esas investigaciones atrajeron la atención de los ideólogos y de los mercaderes de la guerra y de la muerte.
Klein relata las investigaciones realizadas, a partir de electroshock sobre pacientes o prisioneros, y los resultados calamitosos de estas pruebas para quienes tuvieron la desgracia de ser sus receptores. A los electroshock siguieron las pruebas de privación sensorial, y es ahí donde uno comienza a vincular la historia con nuestro presente pues esas experiencias de privación sensorial fueron aplicadas sobre los prisioneros que eran trasladados del Medio Oriente a Guantánamo y no pocos medios de comunicación hicieron eco de tal situación.
Esta técnica o, mejor dicho, esta tortura, consiste en privar a la víctima de todo contacto con el mundo exterior: sus ojos son cubiertos con gafas oscuras que lo ingresan a un mundo sin luz, sus oídos son totalmente taponados y su tacto es anulado mediante el usos de diferentes materiales que no les permiten siquiera tocar su propio cuerpo. Algunos reclusos de Guantánamo han pasado meses en esa situación, para luego ser sometidos a ruidos ensordecedores o enloquecedoramente repetitivos. Resultado: en muchos casos, los prisioneros hacen una regresión y comienzan a comportarse como bebés.
El pabellón Delta de Guantánamo, donde se encuentran los supuestamente más peligrosos, va camino a transformarse, según lo expresó alguien que conoció internamente su funcionamiento, en un pabellón de lunáticos. Klein cita al general Peter W. Chiarelli, del Ejército estadounidense, quien afirma: "Somos muy buenos cuando se trata de romper las cosas. Pero el día que me pase más tiempo reconstruyéndolas, en lugar de combatiendo, será un buen día". Klein comenta: "Ese día jamás llegó. Como Cameron (psiquiatra que inició los experimentos con electroshock de manera intensa), los doctores del shock en Irak son capaces de destrozar, pero no parece que sepan reconstruir nada".
A partir del shock que pretende borrar la personalidad, Klein hace una reflexión documentada y profunda sobre cómo ese shock -dirigido al individuo- no está desligado de los shocks económicos aplicados a la sociedad y coloca a Milton Friedman, gurú de los Chicago Boy's, como 'el otro doctor shock'. Su hipótesis es que, en muchos casos, para que los shocks económicos se vuelvan aplicables, es necesario valerse de técnicas de represión y tortura que incluyen los otros shocks sobre los que hemos hablado. Al igual que Cameron, pero en otro campo, Friedman y su gente se empeñaron en demostrar que un "mercado del mundo real podía estar a la altura de sus fantasías perfectas". Los resultados de uno y otro, medidos en bienestar humano, son más parecidos de lo que uno podría imaginar.


(*) Aparecido en su columna del diario Perú21

No hay comentarios: