Corrupción amazónica por César Lévano (*)
El presente régimen es como un cuerpo enfermo, donde se ponga el dedo salta la pus. La frase, aplicada al Perú por Manuel González Prada, cae como anillo al dedo a los actuales gobernantes. Prueba reciente es el Decreto Supremo Nº 004-2008, que declara de interés nacional la instalación de plantaciones de caña brava y de bambú en la Amazonía.Se trata de un negociado y un negociazo.El decreto apareció el sábado último en El Peruano. En el texto se explican los fines de la medida: promover la fabricación de bíocombustible. Se busca, en otras palabras, convertir áreas forestales en tierras agrícolas para monocultivos industriales. La destrucción de bosques es su afán.En otras palabras, se busca seguir deforestando y traficando con las tierras. En la mira están las fajas marginales, las restingas y las purmas.Esa entrega destructora es lo que proponía, en el fondo, el presidente Alan García con su sonado artículo “El síndrome del perro del hortelano”. Sin duda, pronto vendrá algún decreto supremo contra las comunidades campesinas. Guerra avisada sí mata gente.Estamos ante una guerra económica, con una estrategia y una táctica coordinadas entre la gran empresa y el Poder Ejecutivo. Es la alianza entre la codicia de los millonarios y la corrupción de los gobernantes.Para iluminar la nueva maniobra, bueno es recorrer su contexto histórico y espacial. No por gusto acaban de sacar de la jefatura del Instituto de Recursos Naturales (Inrena) al doctor Roberto Ángeles Lazo, quien fue ministro de Agricultura en el anterior período de García.Es un secreto a voces que en lo inmediato un pequeño grupo empresarial busca disponer de la riqueza forestal de todos los peruanos y, entre otras cosas, exportar ilegalmente casi 5,000 metros cúbicos de caoba y de cedro, maderas finas, altamente cotizadas en el mercado mundial y en peligro de extinción. Esas maderas provienen de zonas veladas y de zonas no legalizadas. Se sabe que Ángeles, de filiación aprista, había resistido a presiones económicas y políticas. No es casual que, el sábado último, un diario publicara un comunicado del gremio empresarial que exhortaba al presidente García a destituir a Ángeles. Por eso lo sacan. Y por eso mismo, para reemplazarlo en Inrena, nombran a José Luis Camino Ivanisevich, un personaje cuyos conocimientos de recursos naturales se reducen a sus recursos monetarios: en la última campaña electoral aportó 69,040 soles a Unidad Nacional. Lo denunció el martes último nuestro diario.En esa entrega a las transnacionales y a la gran empresa está el meollo de la “Ley de la Selva” que alista García y contra la cual se levantan, unidos, los pueblos amazónicos. Ésa es la clave del Código García. La estrategia para millonarios oculta en el paupérrimo texto sobre el perro del hortelano.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera
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