martes, 15 de enero de 2008

GUILLE POR DOS II








Dios y el diablo en la tierra del sol (*)
Ignoro si cuando aparezca esta nota el euro habrá batido la barrera psicológica de un dólar y medio, el petróleo la barrera psicológica de los cien dólares o la Bolsa de Valores de Lima seguirá afectada también por este factor. En todo caso, haya pasado o no, me hace pensar que lo mejor para el mundo sería, dada la magnitud de lo psicológico en la marcha de la economía, que esta fuera depositada en manos de psicólogos, psiquiatras y psicoanalistas, mientras que los economistas podrían dedicarse a alguna otra ciencia, donde sus predicciones se cumplan con más frecuencia que en el campo que hoy los ocupa.
El diario La Nación, de Buenos Aires, vocero de los intereses del gran capital en la Argentina, auguró al presidente Kirchner un año de duración en el cargo. Este no solo cumplió su mandato sino que lo hizo con un crecimiento promedio de 9% anual. Antes, la documentada revista Time había nombrado a Menem como un fenómeno digno de consideración y hablaba de un milagro argentino que solo ocurrió en la cabeza de quienes defendían los intereses de los mismos conglomerados económicos que defendía y defiende el diario La Nación. Menem, manteniendo "relaciones carnales" con los Estados Unidos, bajo el padrinazgo del FMI y el Banco Mundial, logró conducir a la Argentina a la mayor crisis de su historia. Kirchner, rompiendo sin escándalo esas "relaciones carnales" (así las llamó el canciller argentino de la época menemista) con EE.UU. y con el FMI pudo recomponer la economía y crecer a tasas históricas.
Ocurre que la prensa suele presentar un mundo que no existe. Es una suerte de ficción que pretende hacernos creer lo que ellos quieren que creamos.
Cuando se anunció que Perú podría establecer un acuerdo con Venezuela para la explotación petrolera, alguien escribió que no se podía estar bien con Dios y con el Diablo. Con toda la humildad de mi agnosticismo me pregunto: ¿Quién representa a Dios y quién al Diablo en esta situación? Debo suponer que las buenas relaciones con los EE.UU. representan el bien y Venezuela representa el mal.
No quiero insistir sobre lo evidente, ¿pero puede representar el bien una potencia económica que está embarcada en el mayor genocidio de este siglo? ¿Alguien, en su sano juicio, me puede decir que es más peligroso para la humanidad recuperar las ondas de una empresa de televisión para el Estado, que masacrar 500,000 seres humanos en Irak? El tema, planteado de este modo, parece no importar a la prensa. Además, jamás es planteado así. Los horrores que EE.UU. ha cometido en nuestro subcontinente, los que produjo en Vietnam y los que hoy está produciendo en Irak y Afganistán, y quizá pronto en Irán, no entran en las preocupaciones de quienes nos advierten sobre el peligro que representa para la democracia una posible inversión venezolana en estas tierras. Dice que viene acompañada de componentes políticos. ¿Y la estadounidense no? ¿O alguien cree que los gringos no imponen condiciones? Que lo digan, si tienen valor, los negociadores del TLC.

Inquietante profecía Maya para el 2012 (*)
Desde que tengo uso de razón, o al menos desde que creo tener uso de razón (uno nunca sabe), escucho hablar del fin del mundo y del esotérico "fin de los tiempos". De niño pensaba que este último iba a destruir todos los relojes. He progresado, hoy sé que el tema es otro, pero no tengo muy claro de qué se trata, y no saberlo me parece una sensata ignorancia frente a los que cacarean sobre el tema con aires teológicos y apocalípticos. Es verdad que esta vez la cosa va en serio y nada tiene que ver con los delirios de las muchas sectas que se han creado en torno a personalidades que, si resucitaran, se suicidarían de inmediato al ver los resultados de sus enseñanzas.
Ahora ha aparecido una nueva fecha: la catástrofe final será el 21 de diciembre de 2012. A mi me agarrará, si aún tengo cuerda, cerca de los 73 años. Esta fecha se basa en el calendario y en las profecías de los mayas, muchas de las cuales, según cuentan, ya se han cumplido.
Este pueblo tiene un calendario cíclico que abarca 5,125 años, y los expertos afirman que ese ciclo se cerrará en la fecha ya adelantada. Los mayas afirmaban que en ese día "la humanidad deberá escoger entre desaparecer como especie pensante que amenaza con destruir el planeta o evolucionar hacia la integración armónica con todo el universo, comprendiendo que todo está vivo y consciente, que somos parte de ese todo y que podemos existir en esa nueva era de luz". Estas aseveraciones hacen pensar que la estupidez y la destructividad humana no son novedad.
En realidad, se trata de un anuncio del fin del mundo que está en nuestras manos o, mejor, en nuestras mentes y corazones. Algo así como un cambio de conciencia. Supongo que debe tratarse de suplantar la obsesión por el "tener", que domina la actualidad, por la voluntad de "ser", que haría de nosotros seres totalmente distintos.
Es una curiosa casualidad que esta profecía maya coincida con las catástrofes ecológicas que ya estamos viviendo y con las más graves que se acercan. En todo caso, no viene mal, al menos para los que aman el esoterismo y para los que son proclives al pensamiento mágico, pues puede movilizarlos para que actúen contra el daño que se avecina.
Según una consultora de psicología transpersonal y regresión a vidas pasadas: "Los mayas no hablan del fin del mundo sino 'del tiempo del no tiempo'. Nos hablan de un momento de transformación y cambios muy profundos. Del nacimiento de la Era de Luz, del tiempo de lo femenino, de la mujer, de la madre". Los mayas veían al Sol como un ser vivo que cumplía ciclos que, a su vez, producían campos magnéticos que influían sobre nuestro planeta. Otro especialista, historiador y filósofo, sostiene que "el próximo ciclo de manchas solares concluye en el 2012, y no es difícil ver que hay una convergencia de fuerzas poderosas. Solo puedo decir que, después de analizar por muchos años estos fenómenos y de estudiar a los mayas y sus profecías, concluyo que en esa fecha va a haber un gran cambio en la humanidad".



(*) Apárecido en su columna del diario Perú21

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