Berlusconi y sus valedores
por César Lévano (*)
La ley de Silvio Berlusconi, jefe del gobierno italiano, y el Parlamento Europeo, que busca expulsar a millones de inmigrantes latinoamericanos y africanos ilegales, ha recibido del Perú una respuesta que equivale a un delicado pañuelazo. No extraña esa actitud, después de que el presidente Alan García declarara, el 9 de junio, que la ley Berlusconi era correcta. La Cancillería peruana, en ese mismo temple, lejos de protestar, pide una negociación de la OEA a fin de que Europa no aplique los extremos de la norma. Una vez más el régimen muestra su fibra dócil frente a los poderosos. García creyó y predicó, a raíz de la Cumbre de la Unión Europea con la América Latina y el Caribe, que éramos los engreídos de Europa.Sobre todo después de que José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, lo proclamó uno de los grandes oradores de América Latina. El líder del Partido Socialista Obrero Español sabe por qué lo dijo. Quería halagar el ego del Mandatario peruano. Pero el líder español ha esgrimido el puñal: es uno de los autores de la reaccionaria ley europea.Este hecho demuestra que la socialdemocracia europea, con la excepción de la nórdica, se ha incorporado a la derechización del Viejo Continente. Más exactamente, a la berlusconización fascistoide.Me viene a la memoria una penetrante frase de Víctor Hurtado: “La socialdemocracia es el socialismo que va de Marx a menos.”La ley reaccionaria ha despertado en la propia Europa reacciones mucho más enérgicas que las del Perú. Desgraciadamente, los sectores democráticos europeos han perdido fuerza. A Europa hay que recordarle que nuestra América acogió en el pasado a millones de europeos. No sólo los que vinieron a “hacer la América”, es decir, a saquearnos. En el siglo XX, afluyeron millones de inmigrantes europeos, sobre todo italianos, quienes, por cierto, contribuyeron a la producción, la cultura y el progreso social de América.Durante la guerra civil española –Rodríguez Zapatero lo olvida–, cientos de miles de españoles encontraron asilo en México y Argentina. En los días más crueles del nazismo, nuestras tierras acogieron a miles de antifascistas. Las colonias judías de Argentina se multiplicaron en esa etapa. Nuestros países deben enfrentar la agresión europea contra los derechos humanos de forma colectiva y firme. En la panoplia de nuestra defensa está la economía. Hugo Chávez ha amenazado con no vender petróleo a los países que expulsen venezolanos. Hay que formular una estrategia latinoamericana.El otro lado del problema es: ¿qué hacer con los paisanos que sean devueltos al Perú? Sin duda que no se resignarán a los buenos modales del gobierno. Sería como consolarlos cantando “todos vuelven”. Si vuelven, necesitarán programas sociales adecuados.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario la Primera.
Peter Garca ha concluído estos días que el maestro Lévano está tomando de desayuno: maca, pitbull y dinamita porque sus artículos han estado de muy buenos para arriba. Su pluma tiene mucha tinta combativa, necesaria en estos tiempos en que mientras nos quieren sacar a patadas del decadente viejo continente, los sospechosos comunes de siempre quieren convertirnos en radiantes cholenos.
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