¿POR QUÉ SUBE EL PETRÓLEO?
Por: MANUEL CARRETERO (*)
Por: MANUEL CARRETERO (*)
El éxito puede llevar también al desastre. Al menos a las economías, desarrolladas y en vías de desarrollo, que incrementan continuamente el consumo petrolífero. El barril de Brent, que hace cinco años costaba 25 dólares, está a punto de llegar a los 100 y hasta de sobrepasarlos, fundamentalmente por el aumento de la demanda. Se siguen buscando alternativas, pero hay pocas a corto plazo. La demanda mundial de petróleo es de 120 millones de barriles por día, pero de mantenerse el ritmo de crecimiento actual, llegará a 170 millones barriles diarios en 2020. El peor escenario de todos, según los analistas, sería un ataque de Estados Unidos a Irán, lo que pondría el barril de crudo en 150 dólares. Para Álvaro Ríos, secretario de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) "la unión de la energía con la agricultura es vital para el desarrollo armónico y sostenible del sector de los biocombustibles "El aumento del precio del petróleo ha sido progresivo en este 2007, hasta que el pasado 7 de noviembre, el barril de Brent -una de las variedades de petróleo más representativas del mercado- llegó a su último récord al cotizar a 95,19 dólares, lo que supone una revalorización superior al 55 por ciento en lo que va de año. La variedad Texas ha tenido una evolución más moderada y ha subido 39 centavos en una de las últimas semanas, si bien su precio es mayor que el del Brent: 96,32 dólares por barril. Este encarecimiento no es gratuito, tiene consecuencias. Sus efectos, a veces más rápidos de lo que en principio cabría esperar, se trasladan con celeridad a los precios, los transportes, las cuentas de resultados de las empresas, las bolsas y, a más largo plazo, al crecimiento y al empleo. A lo largo de la historia, la evolución del precio del petróleo se ha visto afectada por distintas circunstancias sociopolíticas y económicas. Las crisis más graves fueron provocadas por el embargo del crudo por los países miembros árabes de la OPEP (1973-74), la revolución iraní y la primera guerra entre Irán e Irak (1979-80) y la primera guerra del Golfo (1991).El actual escenario de máximos sucesivos se inició en octubre de 2002, fruto de la inestabilidad de Irak a partir de la guerra y se aceleró con el riesgo bélico en Irán y el recorte de la producción en Nigeria a causa de la violencia. Las incursiones militares de Turquía en el norte del país en 2007 para atacar a la resistencia kurda está agravando la situación del mercado petrolero.
EN VÍAS DE DESARROLLO
Pero, a diferencia de las crisis de los años 70, en que la subida de precios fue provocada por la escasez de la oferta, el elevado precio actual es consecuencia de un aumento persistente de la demanda, en especial de países emergentes como India y China, que incrementan cada año su consumo en busca de unas economías más desarrolladas, como tantos otros países en vías de desarrollo.Según los datos de la petrolera Exxon Mobil, en la actualidad la demanda mundial de petróleo es de 120 millones de barriles por día, pero de mantenerse el ritmo de crecimiento actual, llegará a 170 millones barriles diarios en 2020.Por el momento, la factura petrolífera es asumible para muchas economías, pero el peor escenario, según los analistas, sería en estos momentos, una sacudida geopolítica del calibre de, por ejemplo, un ataque de Estados Unidos a Irán. El barril de crudo podría llegar a un precio de 150 dólares. Toda una catástrofe económica se avecinaría entonces para medio mundo. Mientras tanto, llega el momento de buscar alternativas al petróleo. Organizaciones ecologistas como “Greenpeace” apuestan claramente por energías renovables, como la eólica y la solar. Según esta organización, “la eólica es la fuente de energía que está creciendo más rápidamente en el mundo, y si los gobiernos le aseguran el necesario apoyo político, puede generar para el año 2020 el 12 por ciento de toda la electricidad mundial y el 20 por ciento de la europea”.
EN BUSCA DE BIOCOMBUSTIBLES
La vía de los biocombustibles está también muy en boga, pese a la repercusión que ha tenido en determinados alimentos. Así lo demostró la reciente reunión de delegados de 26 países de Latinoamérica y el Caribe que se reunieron a finales de septiembre último en San Salvador en el II Seminario Latinoamericano y del Caribe de Biocombustibles, para intercambiar experiencias en la producción de biocombustibles y reducir la dependencia del petróleo. El director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Chelston Brathwaite, explicó que, con los precios del petróleo y su tendencia al alza "será cada vez más difícil cubrir la demanda mundial", sostenible por 40 años más. "Muchos países que no tienen petróleo deben gastar parte importante de su presupuesto en importar combustibles fósiles cuando existe el potencial de producir en sus propios países, a través de transformar biomasa, biocombustibles a partir de cultivos como caña de azúcar, palma africana, soja, higuero y otros", apuntó. En los trópicos, acotó, "tienen los recursos naturales y la tecnología para producir combustibles alternativos, pero lo que falta en muchos casos es el capital, que tienen los países desarrollados". Chleston Brathwaire manifestó que "estamos en el inicio de una nueva dimensión económica y política mundial, que puede permitir el flujo de mucho capital del norte hacia el sur para el desarrollo del biodiesel", así como el suministro de combustible a la inversa. Del debate sobre el riesgo que corre la seguridad alimentaria por la producción de energía renovable, el director del IICA señaló que el equilibrio depende de las políticas y estrategias que adopten los gobiernos de cada país. Según Álvaro Ríos, ex ministro de Hidrocarburos de Bolivia, y ahora secretario de la Organización Latinoamericana de Energía (OLADE) "la unión de la energía con la agricultura es vital para el desarrollo armónico y sostenible de ese sector".
(*) De la Revista La Guía publicado en ¡DIC 2007! lo que nos demuestra que la necedad no es una exclusividad en el Perú. Y los señores -psicológicamente fallados- que siguen comprando esas enormes camionetas de lujo que ya ni se fabrican en Japón y esos carros finos que usan gasolina costosa van a tener que pagar -como debió haber sido siempre- el costo de su esnobismo que el estado tan irresponsablemente promovía al subvencionar el precio de mercado. Como siempre para favorecer a los que mas tienen, sin medir la cercana consecuencia.
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