viernes, 13 de junio de 2008

LOS IMPUESTOS DE LOS INAFECTOS TAGAROTES


IMPUESTO A LAS SOBREGANANCIAS (*)
Estados Unidos –considerado el país más rico del mundo– puso nuevamente en debate un tema que en el Perú con solo mencionarlo pone los pelos de punta a empresarios y también a algunos funcionarios: aplicar un impuesto a las extraordinarias ganancias petroleras.
En un contexto en el que se proyecta que a fines del 2008 el barril del crudo rozará los US$ 200, fue el senador demócrata y candidato oficial a la presidencia de Estados Unidos, Barack Obama, quien habló fuerte y claro (el 9 de junio en Carolina del Norte). Inició su campaña con un pedido de nuevos impuestos a las sobreganancias provenientes del petróleo. "Haré que las empresas petroleras como Exxon paguen un impuesto por sus ganancias extraordinarias, y usaré el dinero para ayudar a las familias a pagar el precio cada vez más alto de la energía", dijo.
En algún momento la entonces candidata Hillary Clinton también había deslizado tímidamente esa propuesta. Incluso el candidato republicano a la Casa Blanca, John McC ain, hizo el mismo pedido.
JUGOSAS UTILIDADES
¿Cuál es el argumento para este pedido? Las utilidades netas de las petroleras que operan en Estados Unidos subieron como la espuma en los dos últimos años. Solo en el primer trimestre del 2008 sumaron US$ 36,900 millones (26% más que el 2007). Además hay países como Canadá que imponen el pago de regalías por las ganancias más altas.
Según Aurelio Ochoa, especialista en temas de hidrocarburos, las exorbitantes ganancias petroleras de las que habla Obama no distan mucho de la realidad peruana. Para Ochoa queda claro que las petroleras han visto incrementar espectacularmente sus márgenes de ganancia no gracias a una mayor producción, sino simplemente por los altos precios de este hidrocarburo que "ni ellos mismos esperaban".
Este incremento del precio –asegura– hace que cada día los márgenes de ganancias suban y no tengan una mínima relación con los costos de producción de un barril de petróleo en el mercado nacional que oscila entre US$ 10 y US$ 18.
Teniendo en cuenta que a la fecha (ayer el crudo cerró en US$ 132.37) el barril petróleo está en promedio US$ 100, las productoras estarían metiéndose al bolsillo el 40% del total (descontando regalías e impuestos).
Aunque aclaró que el Perú no es un productor neto de petróleo (también importa), las empresas petroleras producen a la fecha en promedio 107 mil barriles diarios (entre Petrotech, Pluspetrol, Petrobras).
Según el economista Humberto Campodónico lo que sí queda claro es que si en el propio Estados Unidos se plantea poner un impuesto a las "enormes sobreganancias de las petroleras, que incluso han sido calificadas de "obscenas", lo mismo se puede hacer en el Perú.
El especialista recordó que dicho impuesto fue una promesa electoral que fue "traicionada" a sus votantes.
COSTO DE COMBUSTIBLES
Campodónico dijo que esta propuesta debería evaluarse en el Perú teniendo en cuenta que en soles el galón de combustible es más caro en Perú que en EEUU. Allá cuesta en promedio S/. 10, acá unos S/. 14, es decir, 40% más. "A este mayor precio se agrega la diferencia de poder adquisitivo: en el Perú andamos en ingresos anuales cercanos a US$ 4,000 per cápita, mientras que en EEUU la cifra es de US$ 46,000, casi 12 veces más", manifestó.
CLAVES
Especulación. Según los especialistas, teniendo en cuenta que los precios del crudo están subiendo, sobre todo por especulación y la coyuntura política, es difícil que las petroleras hagan esfuerzos para subir su producción.
Golpe a las familias. Para Aurelio Ochoa el incremento de los precios de los combustibles en el mercado interno significa una enorme carga económica sobre todas las familias del país.
INSISTIR EN LA PROPUESTA
1)
Según Humberto Campodónico, si bien el Senado de Estados Unidos votó el martes pasado en contra de un nuevo paquete de energía que revocaría descuentos fiscales de US$ 17,000 millones extendidos a las grandes compañías petroleras y aplicaría un impuesto del 25% de las ganancias extraordinarias, el asunto es que "si el país más rico del mundo tiene en su agenda esta propuesta de aplicar un impuesto a las sobreganancias por qué Perú no puede también debatirlo".
2) Los que se oponen a la ley en Estados Unidos son mayormente republicanos, quienes bloquearon un voto clave que hubiera permitido al Senado debatir formalmente el proyecto de ley. Ya la Casa Blanca había amenazado con vetarlo si se aprobaba en el Congreso. Sin embargo, Humberto Campodónico recordó que con un nuevo presidente el panorama cambiaría porque no solo el demócrata Barack Obama planteó un impuesto a las ganancias extraordinarias sino también John McCain, candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos.


La crisis económica mundial está obligando a los políticos a tomar distancias del empresariado ganancioso y poner los puntos sobre las íes en materia impositiva.
Esta propuesta de Obama -que tendrá una feroz oposición en el congreso mas lobista del mundo- nos llama la atención, especialmente por el guante de seda tibio con el que se trata a los que explotan los recursos mineros y energéticos en el mundo. Iguales circunstancias se juegan en nuestro país, ante las cuales nuestro -siempre extrañamente temeroso- Presidente encuentra la forma de evitar el tema, saliéndose por la tangente o auto denominándose "agitador de inversiones" y escribiendo columnas llenas de planteamientos extremos de un gusto casi zafio. Nosotros somos un país que invita al inversionista, lo cual nos coloca en posiciones expectantes en la tabla de naciones que facilitan la llegada de capitales extranjeros, contradictorio logro que nos ha llevado a ocupar el puesto ciento y treinta tantos en materia educativa en donde pareciera que quisiéramos ser como África.
Fuentes confiables aseguran que si Obama logrará cobrarle a las petroleras, el dinero se destinaría al sector salud, de golpeadísima y terrible realidad en USA. Valdría la pena, ver otra vez, la película de Michael Moore: "Sicko" que es un documental que ilustra mucho sobre este tema que tampoco no es ajeno, en nuestra realidad. Pero veamos que escribió Humberto Campodónico en su columna de hoy:


Un capítulo económico infame (**)
Humberto Campodónico.
Cualquier persona que use el buscador "Google" podrá rápidamente acceder a las Constituciones de los países vecinos, entre ellos Argentina, Brasil, Colombia, Chile y México. Al revisar el capítulo económico se puede constatar que en ninguna existe un artículo que diga que la actividad empresarial del Estado es subsidiaria (o sea que solo se puede realizar si el sector privado no puede o no quiere intervenir), como en el Perú lo establece el Art. 60 de la Constitución Fujimori-Yoshiyama de 1993 (C-1993).
En Chile, por ejemplo, el Art. 21 de la Constitución de 1980 de Pinochet dice: "El Estado y sus organismos podrán desarrollar actividades empresariales o participar en ellas sólo si una ley de quórum calificado los autoriza". Lógico, la estatal Codelco es la primera empresa de cobre del mundo (provee divisas e ingresos tributarios al Estado y más de US$ 1,000 millones anuales a sus FFAA), mientras que la estatal petrolera ENAP es dueña de las dos únicas refinerías y, en el Perú, es dueña junto con el Grupo Romero de las estaciones de servicio Primax.
Tampoco se otorga al capital extranjero igual trato que al nacional, como lo establece el Art. 63 de la C-1993: "La inversión nacional y la extranjera se sujetan a las mismas condiciones". En Brasil, el Art. 171 de la Constitución de 1988 dice: "La ley podrá, en relación a la empresa brasileña de capital nacional: conceder protección y beneficios especiales temporales para desenvolver actividades consideradas estratégicas para la defensa nacional o imprescindibles para el desarrollo del país". Además, "el poder público dará tratamiento preferencial, en la adquisición de bienes y servicios, en los términos de la ley, a la empresa brasileña de capital nacional".
Esto rige a nivel mundial y es la base de las negociaciones comerciales entre países. Hasta hoy, en la OMC, el tratamiento al capital extranjero es potestad soberana de cada país y no existe tratamiento común porque se considera, precisamente, que la empresa nacional es un factor clave del desarrollo económico.
Pero en el Perú se ha ido más lejos, pues se le ha dado trato preferencial al capital extranjero, por encima del capital nacional. Eso hace el Art. 62 de la C-1993: "Mediante contratos-ley, el Estado puede establecer garantías y otorgar seguridades. No pueden ser modificados legislativamente".
Así, los contratos de estabilidad jurídica, firmados en su gran mayoría con empresas extranjeras, no se pueden modificar ni en una coma, salvo acuerdo entre las partes (lo que aquí quiere decir cuando la empresa, por su interés, lo quiera renegociar). Hasta el FMI es contrario a estos contratos "porque discriminan a las empresas nacionales".
En los países mencionados también existen contratos de estabilidad jurídica, pero no tienen blindaje constitucional. Si el Congreso considera pertinente la renegociación de un contrato petrolero o minero (porque los precios han subido 500% o 1,000%, como ha sucedido estos últimos años), entonces lo hace ejerciendo un derecho soberano, ya que los recursos naturales –y las ganancias extraordinarias– son de la Nación.
La modificación de estos artículos del capítulo económico no "traería abajo la estabilidad económica ni ahuyentaría la inversión". Lo que sí haría es modificar un "contrato social" indigno de ese nombre pues su objetivo fue blindar los intereses de determinados sectores económicos, dejando fuera a la mayoría de la población.
Cualquier reforma constitucional debe comenzar poniendo el péndulo económico al medio, propiciando un equilibrio entre mercado y Estado para superar las desigualdades, agudizadas por ese capítulo económico. Pero la derecha económica y política defensora de la Constitución de 1993 quiere que todo permanezca igual. De su lado, la cúpula del Partido Aprista tampoco quiere darse cuenta, porque tiene otros intereses, que en Indoamérica ninguna Constitución consagra esos postulados neoliberales. Al ritmo del "perro del hortelano" se ha "olvidado" que en las elecciones del 2006 prometió todo lo contrario.


Tiene entonces el gobierno del Sr García que tomar nota, ponerse las pilas y apresurarse en cumplir con sus promesas de campaña. Al volver a la Constitución de 1979 podemos obtener los derechos que nos confiscó el documento fujimorista de 1993. Así podremos recaudar los impuestos que legítimamente debe cobrar el estado y si es posible destinarlos a los ámbitos mas necesitados como recursos inalienables. Hablamos de Salud y Educación, olvidados y abandonados en su totalidad. ¿O acaso el gobierno del Apra prefiere ser el cínico alcahuete de esta perversa plusvalía que favorece a los poderosos en perjuicio de las mayorías?.

Ayer ha fallecido Juan Diego Céspedes. Hemos compartido la tristeza y las lágrimas de los conductores de "Enemigos Intimos" y nos parece de locos que teniendo a la mano la solución al problema de millones de peruanos, nuestros gobernantes derrapen -por omisión o conveniencia- y carguen con la responsabilidad de su ambiciosa o torpe inconsciencia. Han logrado que sienta vergüenza por mi país. Nadie debería extinguirse por la falta del dinero que le podría devolver la salud. Nadie debería estar tan terriblemente desamparado. No creo que este sea el mundo que mi generación soñaba construir: sin educación, sin salud, sin dignidad.
Y todo para que unos cuantos malos empresarios sin alma ni esencia se crean el sueño en el que sobreviven condenados como seres sin evolución.
La ley ahora es tinta sobre papel, caquita de moscas, no sirve para la armonía general. Se impone cambiarla. Y la historia del Perú, señores del gobierno, ya está infestada de canallas que se mantenían a flote con los intereses creados. ¡Despierten ya!. Como Peter Garca dixit: No le den fósforos al hombre de fuego.

(*) De la edición online de hoy del diario La República.

(**) Aparecido en su columna de hoy en el diario La República.

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