miércoles, 18 de junio de 2008

CONTRA EL DESTINO, NADIE LA TALLA





Fue baile. Uruguay goleó sin piedad a una minúscula selección de Perú y sumó una buena dosis de esperanza en unas Eliminatorias que arrancaron torcidas. De paso, los muchachos de Tabárez hicieron historia, porque nunca en la fase previa a un Mundial, la celeste había superado la barrera del 5-0. Ayer lo hizo, porque nunca perdió el instinto asesino, ni se apiadó de un rival que daba vergüenza ajena por su carencia de recursos.El partido tuvo su punto de inflexión a los 36 minutos, cuando Guerrero agarró en el área a Godín y tras el penal que anotó Forlán (colocando el 2-0), se fue expulsado por discutir con el árbitro. Hasta ese momento, Uruguay había sacado una luz de ventaja gracias al exquisito toque goleador del propio Forlán, pero sufría al peligroso Guerrero, quien complicaba a Lugano y Godín, y él solo había generado la que sería la única chance clara de su equipo en el partido, que terminó con la atajada de Castillo ante remate de Solano. Pero después del penal y la roja del delantero incaico, se acabó el partido y comenzó el show. Uruguay se floreó, porque tuvo fútbol por todos lados: por la derecha con las punzantes subidas de Bruno Silva, por la zurda con la dinámica del "Cebolla" Rodríguez y por el centro con la precisión del "Nacho" González en sus asistencias. Entonces, por decantación, llovieron goles y todos con rúbrica de goleador. Forlán -artillero del Atlético Madrid-, anotó también el tercero; Bueno -romperredes de Peñarol-, se despachó con un doblete; y el "Loco" Abreu -goleador de River argentino-, le bajó la persiana a una goleada que se inscribió directamente en los libros de historia. Ahora habrá que seguir ganando de local y sumar en el exterior, para no ver otro mundial por TV.


Aunque nosotros -por higiene espiritual- no vemos los partidos de fútbol de la selección peruana, hay que poner las cosas en su sitio. Porque lo que si llegamos a observar, fue la conferencia de prensa que dio el Sr Del Solar en Montevideo, terminado el encuentro, y en ella se comportó como si fuera un magistral actor de algún filmé de Buñuel. Es mas, para mi solo faltaba el burro sobre el piano.

Y es que el Sr Del Solar tiene un cuajo que se lo podrían envidiar los conchudos mas famosos del planeta o gente de talla política mundial muy cínica.
Hay que tener un poco de sangre en la cara, Sr Del Solar, a su equipo le acababan de encajar seis goles y Usted seguía ensayando explicaciones extrañas que lo hacían parecer un caprichoso oligofrénico. No venga a canturrearnos con ese floro tan pobre que usted enmarca en un dejo español ridículo. El problema Sr Del Solar no es que la manga de maletas que Usted escoge (con un criterio muy sospechoso) salga a perder por goleada en todos lados los estadios donde se presenta a levantar al equipo local en agonía (Ecuador, Méjico, Uruguay) sino que Usted COBRA muy buen dinero por tenernos de penúltimos en la CLASIFICACIÓN GENERAL con tres puntos y 13 goles en contra en seis partidos mal jugados, mal planteados, bien torrejas.
Aquí no hay cosas personales. Esto es cuestión de negocios: nos cuesta muy caro algo que cualquiera podría hacer gratis. RENUNCIE. Déjese de excusas para seguir levantándose el dinero y dimita ya. ¿O quiere llegar a fin de mes por su quincena?.
Si ya sabemos que negociará el contrato con los claúsulas que lo favorecen.

En cuanto a los jugadores, respetamos mucho a la gente con limitaciones mentales congénitas por lo cual no vamos a comentar sobre su performance ni porque es tan obvio que se dediquen a darle puntapiés a una pelotilla. Ya mas o menos medimos cuantos miligramos debe pesar su cerebro y su evidente criptorquidia.

A los dirigentes decirles lo que todos les dicen (desde ladrones hasta sinverguenzas, pasando por todo tipo de mentadas de madre) es poco original. Además son sujetos de procesos legales inminentes cuando las pruebas de sus manejos delirantes salgan a la luz. No hay crimen perfecto, no duden que en su destino se vislumbra una habitación estrecha con barrotes y un zambo gigante (y malogrado perversamente)
como administrador de sus rotas existencias. Contra el destino, nadie la talla.
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