El sobre de las sobreganancias por César Lévano (*)
Cuando Alan García habla de luchar contra la pobreza debe de estar pensando en cómo sacar de la miseria a las pobres transnacionales de la minería.No hallo otra explicación para que el personaje que en su campaña electoral anunció impuestos a las sobreganancias de los grandes mineros haya decidido pedirles sólo una propina.Las propinas, como se sabe, son voluntarias.El resultado de repetir, como los mendigos: “lo que sea su voluntá” está a la vista. Los pobrecitos mineros, que ganan miles de millones de dólares al año, sólo han reunido, colectivamente, 550 millones de soles.El azar ha puesto sobre mi mesa de trabajo un libro todavía con olor a imprenta: Diez años de minería en el Perú. El autor es José de Echave, doctor en Economía graduado en la Universidad de París I y París III.Allí se confirma que el llamado aporte voluntario no sale en realidad de las faltriqueras de los gigantes mineros.La medida, dispuesta a fines del 2006 por el régimen alanista, establece que las mineras deben contribuir a fondos locales y regionales, los cuales serán calculados sobre la base de las utilidades del año previo, después de la aplicación del Impuesto a la Renta y antes de la distribución de dividendos.El aporte al fondo local es del 2% de la base señalada y el regional, sólo del 1%.Nada justifica la tacañería de las siete grandes mineras, cuyas utilidades netas suben año tras año. En el 2005 ascendieron a 2,879 millones de dólares; en el 2006, a 4,540 millones y en el 2007, a 4,875 millones.Frente a esas cifras, la blandura del régimen resulta inexplicable. Mejor dicho, sólo puede explicarse por la fórmula matemática: coima + corrupción, - patriotismo.Cómo habrán manejado sus balances estas empresas para llegar a una suma tan ridícula que ha arrancado de la congresista Mercedes Cabanillas este comentario: “hay una cantidad importante que no está cumpliendo”. Vamos a ver qué actitud adopta la Célula Parlamentaria frente a la propuesta de la bancada nacionalista de establecer un impuesto a las sobreganancias. Ollanta Humala ha precisado que la cotización internacional de los minerales se ha triplicado, sin mayor beneficio para el país. Recordemos que William Smith, director gerente de la consultora canadiense BMO Nesbitt Burm, declaró en el Simposio Internacional del Oro, que se realizó en Lima en mayo último: “ante el despunte de los precios de algunos metales, no habría ningún problema en aplicar un impuesto a las sobreganancias de las compañías mineras”.“La aplicación de esos impuestos”, prosiguió Smith, “no desalentaría las inversiones, pues en el mundo hay mucho dinero, especialmente en el mercado minero”. Un vals de la guardia vieja afirma: “Es el oro el que ablanda corazones”. A veces, es el oro el que ablanda gobernantes.
(*) Aparecido en la columna del Director del diario La Primera
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