La congresista de Alianza por el Futuro, Martha Hildebrandt, aseguró que la gratuidad de la enseñanza superior en las universidades estatales no es indiscriminada. Por tanto, dijo, debía darse luz verde al proyecto de ley que exige a los jóvenes provenientes de colegios particulares pagar en las universidades públicas la mitad del monto de su última pensión escolar.
El proyecto propuesto por Hildebrandt el año pasado será discutido hoy en la Comisión de Educación del Congreso. "Todos esconden el artículo 17 de la constitución la cual establece que la gratuidad de la enseñanza está subordinada a dos condiciones, mantener un record académico satisfactorio y carecer de recursos para costear la carrera", dijo la parlamentaria.
Además, Hildebrandt afirmó que el método propuesto para determinar las pensiones puede ser modificado y perfeccionado. "Me interesa el qué y no el cómo", dijo y explicó que debe aprobarse primero la ley y "evaluar si alumnos ricos y flojos tengan derecho a la gratuidad de la enseñanza", para luego establecer la implementación de la norma.
La congresista tildó de ignorantes a quienes se oponen a esta medida, pues no implica la eliminación definitiva y generalizada de la educación superior gratuita. "Existe estudiantes politizados que pueden quedarse 15 años en la universidad, haciendo desorden, no creo que tengan derecho a seguir matriculándose, no hablemos de la capacidad económica que puede ser mucha", sentenció.
Agregó que el gremio de docentes (SUTEP) no tiene "vela en este entierro", porque sólo le confiere la educación primaria y secundaria, más no la superior.
Ayer por la noche, el ministro de Educación, José Antonio Chang, respaldó la postura de Hildebrandt en un canal de cable local y opinó que la propuesta era saludable, pero precisó que se debía evaluar socioeconómicamente a los estudiantes que ingresen a una universidad pública.
Corriendo el riesgo de ser calificados como ignorantes por la Dra. (que es una especialista en la historia, la salud y la futilidad del lenguaje) y teniendo en cuenta como le gusta distraer la atención pública del juicio al reo japonés/peruano, con cortinillas de humo de algo que no va a pasar nunca jamás (¿ustedes creen que van a eliminar la gratuidad de las universidades estatales como si el gobierno destinara un billetón a la educación y le preocupase mucho?) solamente vamos a responderle, en su condición de venerable anciana, con todo respeto y con el mismo cariño que nos inspiran todos los viejitos renegones y medio chochos. No le hace bien querer parecerse a Regina, la novia y esposa de Aquila en la película 1900 de Bertolucci. Filmé en el que se narran los orígenes de la doctrina que usted ama y abraza, (al menor descuido del irrigador neuronal) y que es el fascismo. Porque usted con los años se ha vuelto tercamente cavernaria como el hombre de Neardenthal cuando jugaba fulbito con una piedra cuadrada y no quería que le hagan los goles sin chimpunes. Y todo esto ¿para qué? Para cubrir las pillerías y los crímenes descubiertos de un sujeto que no tuvo reparos en escaparse del país, abandonarla a usted y a sus otros congresistas y renunciar vía fax cuando las papas quemaban y los secretos de las cuentas bancarias de Montesinos se revelaban ante los ojos del mundo. Hacerse la dura, la antipática, la que escupe y cachatea en la cara de todos con su soberbia de persona culta pero amargada y solitaria la convierte en una dama digna de mi compasión. Que usted se crea la versión femenina de Dath Vader, no va a mover la visíón y el optimismo de jóvenes jedis que tienen los muchachos en la nueva universidad peruana (que usted describe como la de los años setenta o la decada del ochenta sin darse cuenta que esa idea de sociedad ahora ni siquiera existe) que saben lo que es trabajar y estudiar en una civilización inhóspita como la de estos tiempos. Ha empezado a dar vueltas en círculos con sus ideas y se le ha escapado el lado oscuro, volviéndose toda una Sith vengativa y monotemática. En este momento, lo mínimo que debería hacer como congresista es pensar que en ese zoológico en que se convirtió el congreso desde la época de Fujimori es el pueblo el que debería tener la primera opción para ser meridianamente atendido y que usted esta ahí para conquistar algo, por y para ellos. Nadie la eligió para decir o decidir a quién, cómo y cuándo le quitamos el derecho a ser educado por el estado que lo viene sangrando hace cinco generaciones. Para no hacerla muy larga, dicen que el peor ciego es el que no quiere ver y que el tonto mas fatal es el que cree que puede ser útil a la circunstancia de sus propios fantasmas. Hacerse odiar por temor a no saber aceptar la armonía es todavía mucho mas lamentable.
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